Nuestro cuerpo está preparado para el placer, el contacto, la intimidad y la vinculación.
Nuestra postura bípeda nos ha proporcionado la posibilidad de liberar las manos, ya no necesarias para trasladarnos, manos libres, con dedos que acaban en yemas sensibles y no en garras o pezuñas, manos preparadas para tocar, acariciar, abrazar… para la comunicación y el placer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario