Imagina que estás parado frente a un abismo.
Atrás tuyo, el desierto, en el que has vivido toda
la vida.
Abajo, a lo lejos, el mar, palmeras, música.
Diez mil metros te separan.
Sabes que si saltas no hay vuelta atrás.
Tienes un paracaídas en la espalda, un paracaídas
infalible.
Pese a que no hay riesgo, tienes miedo.
Es un gran salto hacia lo desconocido, y tu vida no
va a volver a ser la misma.
Tras de ti, una voz cuenta: “Una…, dos…”.
Lo que acabas de leer lo estás viviendo, aquí y
ahora.
Así, si estás muy clavado con una, no importa qué
tan guapa, inteligente o divertida sea, esto no es
sano.
Si ella ve que estás locamente enamorado de ella,
sabe que te puede controlar fácilmente.
Y si te puede controlar con facilidad, pierdes
valor ante sus ojos.
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